miércoles, 16 de diciembre de 2009

.:Crisis:.

"No pretendemos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y países, porque la crisis trae progresos, la creatividad nace de la angustia como el día de la noche oscura. Es en la crisis donde nacen la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar superado. Quien atribuye la crisis a sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más los problemas que las soluciones, la verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia”.
::Albert Einstein::
Popeye trata de ingerir Espinaca pero no puede abrir la lata de dicho vegetal, esta muy viejo y no tiene las fuerzas de antes. Su "fuerza" esta dentro de esa lata y  necesita abrirla para acceder a esa "fuerza". Situación paradojal. ¿Cómo lo hace? Toma placebo. Mientras tanto Olivia se encuentra en una perversa y pasional relación amorosa con Brutus a espaldas del viejo Marinero.

jueves, 3 de diciembre de 2009

Una musa en búsqueda de su identidad.


Amantes de la noche, señores, contemplad la luna y su esplendor. Caballeros, mirad el fresco y saciadse de su tranquilidad. Caballeros de la noche, os pido un favor, no impidáis que las sirenas cambien de corrientes ni dejen de entonar su suave cantar. Dejen que las olas exploten en las rocas, que revienten de personalidad, mientras sus dulces tonos se mezclan con las saladas gotas del rocoso lugar. No impidáis que las nubes asechen a la esfera más llamativa de medianoche, cuando su tinte amarillo se refleja en las mareas de aguas frías, donde los piratas llevan y traen secretos... y los secretos se hunden en lo más profundo del vacío existencial. No permitáis que las brisas irrumpan a las musas que caminan de noche en busca de un sediento de inspiración, que caminan por las calles, que caminan por la costa, entre mojadas arenas, donde sus huellas se van perdiendo en la soledad, y sus pisadas son aplastadas por la furia del oleaje ocasional.

Una de ellas de melancólica mirada

ha dejado velas a su andar

velas encendidas

que el agua no ha podido apagar.

Quiere dejar señales

quiere quemar el mar

quiere cruzar el horizonte

quiere nadar y no pensar.

Está cansada, está agotada.

Ha disipado su creatividad,

esa creatividad que proyecta en otros

no la puede hallar.

La pobre

ha perdido su identidad.

Se ha sentado en una roca. Escucha las melodías en el mar, escucha a un pobre vagabundo quejándose de su largo transitar. Ha perdido todo, esposa, dinero, y la felicidad, ahora vagabundea por las calles en búsqueda de... quién sabe qué cosa quiere hallar. Quiere dejar atrás su soledad, quiere dejar atrás su ansiedad. Ella lo mira y le quiere hablar, más él la ignora como una sombra más. Ella danza para él, y lo distrae de su andar; quiere complacerlo, quiere inspirarlo además... quiere ayudarlo a encontrar su espontaneidad. Él mira al mar... saca un lápiz y una hoja arrugada de tanto guardar, y escribe una carta a su esposa, a quien no ha podido por años mirar. Escribe y saca lo que ya no pudo más ocultar, escribe para disculparse, lo que el vicio y la noche lo sedujo en alguna oportunidad. Han caído lágrimas, ha derramado pena de tanto aguantar, ahora sus suspiros son de anhelos y bienestar. El viejo infame regresa por donde vino, perdiéndose de vuelta en la enorme cuidad... quién sabe si alguna vez, tenga una segunda oportunidad.

Se escuchan las olas golpeando las rocosas superficies de la costa, las idas y vuelta del mar, las sirenas se han sumergido en busca de tesoros y joyas para complacer su vanidad, mas la musa se detiene, se contempla, sonríe, pues ya ha encontrado su identidad, y en un despertar de amanecer, su alma se pierde en el enorme caudal.

Por eso señores, cuidad de lo que es nuestro. Nuestras aguas, nuestras brisas, nuestro mar, para que las musas se inspiren e inspiren a los demás. No rompamos este círculo vicioso que de alguna forma todos vamos a ganar.

Mi musa ha parado de danzar.

jueves, 9 de julio de 2009

En Arrecifes (Bs.As.).

Ongoing project


Ya han pasado una semana desde que me encuentro en Arrecifes, gracias a la invitación de mi amigo y compañero de carrera Gustavo. Mientras escribo esto, en la cocina familiar, día nueve de julio a las 18:20 pm., me encuentro bebiendo una taza de café recién comprada en el supermercado, al lado de la hermana de Gus que hace su tarea y el padre, cocinando un par de milanesas. No he escrito nada en este sitio desde ya hace un buen tiempo, y desde mano aprovecho a saludar y agradecer a todas las visitas que hacen en esta humilde y egocéntrica página desde varias partes del mundo.
Ha sido unos días tranquilo, muy relajado, la familia me ha tratado espectacular, me siento muy a gusto en este lugar. Si bien la actividad diaria no es muy acelerada por ser una localidad apartada de lo que es la vida ajetreada de la capital de Buenos Aires, y por estar en un sitio marcado por el campo, el vivir de aquí es muy tranquila, relajada, te puedes desconectar bien de las actividades frecuentes de lo cotidiano. Normalmente por las mañana dormimos, ya que por las noches nos quedamos charlando y viendo películas, principalmente de terror… y en las tardes solemos frecuentar el taller mecánico de “pichi” o Héctor, quien es el patriarca del sistema familiar; ahí solemos ayudarlo en su trabajo, nos distraemos un rato, cebamos mate… perdón! Cebo mate, jaja, y cada vez me hago más experto en estas tradiciones Argentinas. El domingo pasado salimos a pescar, actividad que nunca había hecho antes… ¿pescamos algo?, bueno, sin comentario. De vez en cuando al cyber para conectarnos con el mundo, (Cyber Fun Time). Vagamos por las calles y sus contiendas y cosas por el estilo. Este domingo tal vez vayamos a Pilar, a un casamiento y otros planes de por medio.
Pero fundamentalmente mi estadía aquí no es sólo de placer y descanso, sino también de trabajo. Junto con Gustavo y otros compañeros más de otras carreras, medicina, enfermería, comunicación social, teología, etc., que estarán por este lugar dentro de dos semanas, tenemos que dar de forma interdisciplinaria un “seminario de Estrés”, así que estamos trabajando en la transmisión masiva para toda la localidad con afiches publicitarios, por la radio y otros medios la difusión de este proyecto. Nos hacemos cargo del tema, personalmente me toca el día tres, "PENSAMIENTO Y ESTRÉS", toda la parte teórica propiamente dicha y cognitiva, por lo que estoy trabajando en mis Power Points y presentación. Estamos auspiciado con una suma de la asociación Bonaerense quien contribuye económicamente en este propósito. Esperamos movilizar a todos los Arrecifeños en este proyecto, y que todo salga bien... y si sigue todo como está planeado y las cosas continúan viento en popa, pese a la gripe que tienen a todo el país asustado y en alerta, se realizará del día 27 de Julio al 3 de agosto, y luego de eso, el proyecto de teología, la semana de oración (que sería en la segunda semana) y bueno, luego… de vuelta a la villa en Entre Ríos, para empezar el segundo semestre de estudio, después de una jornada de trabajo y placer.Este afiche fue preparado para la primera fecha establecida, pero por razones nacionales (Gripe porcina) se aplaza para una semana más.

sábado, 23 de mayo de 2009

Aullidos de Lobos


Despertó de aquel profundo sueño. Despertó aterrada. Despertó en medio de una oscura noche de invierno, a las afueras de un espeso bosque de tapiz blanco. Llevaba las mismas ropas del día anterior y una sensación tremenda de confusión. Se paró media tambaleante, estaba algo desorientada, sus recuerdos eran borrosos y vacios. Su teléfono estaba sin señal y a momentos de terminarse la batería. Sintió frío, hambre y una inmensa impotencia. Comenzó a caminar torpemente por una dirección que no estaba segura. Todo era extraño, absurdo y tenebroso. Solo lograba ver aspectos ambiguos por aquella escaza luz del cielo. Con el pasar de las horas, sonidos agudos proveniente de lo más hondo del lugar provocaron una reacción esporádica de escalofríos. Aullidos de lobos saturaron sus pensamientos. Aullidos que provenían de todos lados, de todas las formas. La incertidumbre la carcomía, su angustia la devoraba y el miedo la atajaba. Se armó de valor y continuó su marcha, mientras se persignaba seguidamente. Comenzaron de vuelta los aullidos, empezaron movimientos en el bosque, comenzó la paranoia. En un momento dado, por detrás, escuchó un estruendo de hojas secas que sonaban de forma sollozas lentamente en dirección de ella. Percibió la presencia de algo que le transmitía un singular aliento cálido. Su cuerpo se estancó análogo a una estatua de hielo y sus ojos empezaron a moverse para todos lados. Hubo una pausa. Su respiración sacudía agitación silenciosa, el corazón vagaba por su angosto esófago, y frías gotas se movilizaban por su frente. En un infortuito acto de sonido improvisado por segunda vez la impulsó a correr desesperada por el inocuo camino resbaladizo, entre rocas y arbustos. Corrió hasta que sus piernas no dieron más. Corría mientras agitaba sus brazos para luchar contras las ramas. Corría a pesar de sus tropiezos. Lo hacías a pesar de su angustia, a pesar de sus miedos. Lo hacía por inercia, hasta tal punto que olvidó por qué lo hacía. Se detuvo. Respiró. Miró para atrás y todo era incierto. La niebla deambulaba y las lechuzas revoloteaban. Su cuerpo sacudía respiración entrecortada, sus manos se apoyaron en sus rodillas, miró una roca, gateó hasta ella y en un zambullido y descarga de impotencia frenética lloró. Fieras lágrimas caían espesamente, su rostro se desfiguró. La angustia empezaba a asfixiarla. Volvieron a escucharse los aullidos a la distancia, entre las nieblas, entre los árboles. La fría brisa se movilizaba a un temperamento colérico melancólico. Los aullidos se aproximaban. Dejó de llorar. Se secó las penas y se sonó la angustia. Inició a escavar la nieve atenta de lo que pasara. Escuchó pasos y deformaciones de la noche. Continuaron los aullidos y la incertidumbre. Su teléfono cayó al suelo, miró hacia abajo, le sacudió la nieve y una asedia sombra proyectada en su mano la descompensó dejando caer por segunda vez el móvil. Levantó la cabeza lentamente, rogando de una manera deseperada que todo fuese una ilusión óptica de alguna mala broma del entorno, por lo que su mirada levantó vuelo hasta que sus expectativas se derrocaron. Los aullidos se habían materializado. Una loba blanca de aspecto mansa, la miraba atentamente; sus dos esferas azules se alinearon con las dos verdes de ella. Ésta la observaba, la indagaba, y ella solo aludía a mirarla de reflejo. De pronto levantó un aullido agudo al cielo, y los demás cesaron. Volvió su mirada para con ella, y comenzó a acercársele lentamente. Ella en reacción comenzó a retroceder al mismo tiempo, pero aquella roca la imposibilitaba. Su hocico quedo a centímetros de su temblorosa nariz, su olfato se mezcló con su inocua respiración. Tuvo un espasmo, estuvo a punto de quebrar en un ataque de pánico, estuvo a punto de. La loba retrocedió; la miró inspecciosamente otra vez y se fue. Antes de que se perdiera entre las siluetas nocturnas, se detuvo y volvió a cruzar la mirada; ella lo interpretó, extrañadamente, como un signo de amistad muy fuera de lo común, después de una sensación de calma que infundía la lobezna albina, luego de que no le hiciera nada, de aquel maravilloso acto pasivo. Se paró, sacudió y la siguió. Mientas iba tras ella, no entendía por qué lo hacía. Al cabo de unos minutos el animal frenó ante una peculiar cueva, volvió a mirarla, giró la cabeza y se marchó. Los aullidos habían cesado, el viento también y la calma la envolvió repentinamente. Decidió entrar en la estrecha cueva y entre piedras su cansancio recostar. Y después de unos minutos, ya agotada emocionalmente, durmió. No se escuchaba más nada en el ambiente, todo era silencio pleno. Todo era silencio puro.
No obstante, a media noche, sigilosas sobras caninas comenzaron a entrar una a una por el rocoso lugar... las hojas estaban quietas, el céfiro apaciguado, y una manada hambrienta expectante de su comida. Me pregunto, ¿Toda historia siempre debe tener un final feliz? No lo creo. Aquel banquete de tinte rojo quedó plasmado en la espesa nieve aquella fría noche, todo cerró en aquel sanguinario acto colectivo sellado bajo las tintas rojas que terminó con un ritual de aullidos expansivos, bajo las sombras y el instinto en aquel indiviso bosque, que lamentosamente y de forma bestial, la mujer no salió airosa para contarlo. Sólo quedaron impregnados en su rastros aullidos. Aullidos decisivos. De los que nunca, en su vida, debió escuchar.

miércoles, 13 de mayo de 2009

Circunstancias


"Las personas siempre achacan la culpa de lo que son a las circunstancias. Yo no creo en las circunstancias. Los que salen adelante en este mundo son personas no conformistas, que buscan las circunstancias que ellos desean, y cuando no las encuentran, las crean."

::BERNARD SHAW::

Diseño Psíquico

[Razonamiento de hace un tiempo]

::Esquema mental, luego de una breve instrospección::

Si tienes algún razonamiento significativo asociado a un sentimiento no lo cuentes, no lo digas, no gastes enegías hasta que no lo hayas comprendido del todo y  no estés totalmente integrado a ella. Y cuando esa parte tuya haya sido asimilada y acomodada a tus esquemas mentales como una "creencia significativa", es ahí recién cuando lo puedes transmitir a otros. De lo contrario, toda esa "energía" que te llevó formularla, lo gastarás en el decir, en ese gasto de aliento; y como consecuencia, perderá fuerza y perderás un valioso argumento a futuro.

:: Concebir, meditar e incorporar::

:Luego, transmitir:

sábado, 2 de mayo de 2009

Siempre tendremos "Londres" ...


Corría tranquilamente de retorno y yo a la siga escuchando música. Su imagen se perdía entre las sombras de la noche, su ritmo se difundía al compás de las hojas -inspiradas por el viento- y su energía se compenetraba con la naturaleza. Con los minutos y pasada la puesta del sol, el cielo se coloreó de un púrpura índigo y aparecieron las primeras estrellas, el viento estaba cargado por aquella frescura marcada de otoño, pero el clima aludía a secuelas de estación pasada. El verde de los árboles estaban teñidos de luz y sombras, los farolitos que alumbraban el camino de un tenue amarillo me daban una asombrosa sensación de transportarme, por alguna extraña razón y de manera ficticia, a Londres. Al Londres antiguo, al Londres místico con farolitos y autos Ford modelo A. La luna partida por la mitad y la frescura del viento acompañaba el sentimiento. Era todo una mezcla de estallidos visuales, destellos sutiles de luz amarilla que se mezclaba entre el negro de las sombras, el verde de las plantas y el violeta índigo del cielo. Todo un juego de luces y colores y tonalidades grises. Y ella seguía corriendo, inconsciente de mis distracciones, de mis sensaciones y seducciones, a pasos de llegar a esa entradita principal giratoria de madera apolillada, donde dejábamos atrás el mundillo místico y entrábamos de nuevo a la civilizada localidad. Aquella realidad tercermundista y cotidiana. Dejamos de correr, dejé de escuchar música y cruzamos aquel “Portal” de madera giratorio, que nos separaba de aquella dimensión representativa. Que nos separaba de las sensaciones significativas. Que nos separaba de Londres. Del Londres antiguo, Londres ficticio, de aquel Londres que nunca existió, pero que en mis realidades asociativas siempre estará allí cuando me atreva a cruzar aquel singular “portal”, junto a aquella mujer que me acompaña en estos viajes y que haces los suyos mientras se pierde entre las brisas del viento, las puestas de soles y las sombras de lunas. Aquella mujer de identidad oculta, compenetrada para y con la naturaleza que tal vez, y quién sabe, sea parte de toda esta realidad ficticia que una vez mi mente creó. Que estará allí, para volver a correr, cuando viaje de vuelta a Londres…

sábado, 11 de abril de 2009

Momentos de nostalgia e inspiración


Mi referente y musa alquilada en esta oportunidad eres tú. Aquella rubia que bajó aquella mañana por primera vez del autobús escolar a mi particular escuela al interior del valle, aquella que caminaba unidireccionalmente hacia la fila donde se encontraba mi curso, algo seria, algo desorientada. Aquella chica a la que me acerqué por primera vez para saludarla y presentarme, y que posteriormente me di cuenta que no fue muy apropiado ni oportuno, puesto que mi persona, a primera impresión, te cayó mal, por razones aparentes inexistentes de tu percepción. Sin embargo, esa idea, con el tiempo, se modificó en una amistad preciosa y atemporal. Aquellas que no se dan todos los días. Fuiste aquella amiga que nunca tuve, que siempre tuve y que no volveré a tener. Tu forma especial y singular de tratar a la gente, tu  mirada que lo decía todo, tus gustos por los profesores, tu simpatía atrayente para con los otros, y tu obsesión por tu cabello, sin contar tu humor singular y diferente, que provocaban estallidos de risas saliente de mi boca, son cosas que adjuntaré  para siempre mientras tenga vida y no sufra ninguna degeneración senil importante, en aquel rinconcito de la mente que se encuentra conectado con el corazón para el resto de mis tiempos. ¿Te parece si hacemos un breve (valga la redundancia) Flashback? Si no te importa, acá va: “Quiero aquellas tardes de  ocio y risa a tu lado, esas en donde hablábamos pavadas y estupideces sin sentido. Quiero volverte a escuchar hablar (Aunque me cargaba) de tus tan relucientes y admirables actores, esos que te fascinaban, aquellos que te quitaban el sueño, como también volver a oírte hablar de la serie "Lost" y de sus –según tú- geniales capítulos, de "Coldplay", de tu horrible rottweiler, jajaja, broma, de la injusticias y caza contra las ballenas, de tu racismo en contra los chinos, de tus fantasías -no eróticas - sobre la vida, sobre el futuro, de tu sueño de ser actriz de Hollywood de la mano con Josh Holloway y a su vez, ser una exitosa veterinaria o científica, de poder sentir tu personalidad egocéntrica, excéntrica y narcisista y tus constantes megalomanías, de mirarte al espejo y sonreír cuando contemplabas tu rubio cabello, cuando yo te molestaba diciendo que estaba más oscuro que antes y tu buscabas el sol para decir, No! mira, está rubio, y te enojabas con una sutil sonrisa. Sobre aquellas veces donde nos juntamos a ver una mala película e ir a comprar porquerías al supermercado... De nuestros constantes delirios de estar dentro de escenarios ficticios, como aquel Reality Show en donde tú interpretabas a la “perra estratega y manipuladora”, mientras yo decía que llegaría a la final, eras y eres mi complemento egocéntrico, aquella cualidad que      partió como un papel de actuación y que luego se nos salió de las manos, que se me salió de las manos. De planear tonterías de momentos, como aquella oportunidad cuando pasábamos por la universidad y nos dio por meternos y salir junto a otros dos estudiantes de física, a las sigas, hablando como “universitarios” creyéndonos el cuento, pero que nadie pagaba ni un peso por eso. De tu esencia de Evanescence que asocié a tu persona; las noches de campamentos y piscinas con los amigos, las conversaciones en clases, y las charlas que no revelaré acá. De tantas otras cosas que hacíamos junto, de imitar a los profesores, burlarnos y reírnos de las "aberraciones genéticas", de tocar el timbre y salir corriendo, jajaja, eso nunca lo hicimos, y de tantas otras cosas absurdas pero divertidas en aquellas épocas nortinas e inmaduras...”
¡¡Esa eras tú, este soy yo!! Qué bombazo ¿no? 
Te quiero mucho, lo sabes y lo repito. Espero que algún día nos volvamos a juntar y seguir con
nuestras conductas pendejas, pero para ese entonces ya con un cierto grado de madurez... que estos tres años nos ha otorgado...
Esto va para ti, mi apreciada, valorada, e invaluable Amiga, Camila M. Sos única. No pierdas tu esencia.  Lo sabes y te encanta. (Lo sé, jajaja [tirita el labio superior, jaja])


sábado, 28 de marzo de 2009

Latidos ...

Esto que voy a narrar aconteció un dia como hoy, pero tan lejano como ayer. No se debe a ninguna maldición de los dioses, ni a un fatal accidente de laboratorio. Simplemente sucedió. No sé cómo, ni cuándo, pero frente a excitaciones fuertes, mi nivel de cortisol en la sangre comienza a aumentar y mis latidos acelerar. Aquel órgano tan añorado, renombrado por poetas y antiguos compositores del mundo, paulatinamente se convierte en un corazón de cristal, y mis latidos, consecuencia de las mismas, en sonidos lamentosos de un ser puro y pasional.

...

El cielo estaba despejado como cualquier otro día y como resultado, se podía apreciar cómo  ínfimos pero majestuosos rayos del sol caían por encima de toda forma sobre la tierra, amplificando los colores y hermosura de las cosas. Miro las cosas, miro las nubes, miro el todo. Decidí dar un paseo.

Camino entre los cedros del Líbano, por las montañas del Tíbet, por los rincones de Nepal. Todo al parecer  solía  señalar una caminata tranquila. Pausada. Todo, con excepción de aquella horrorizada situación a unos metros de mí. Es Valentina, y no está sola, está con Emilio, el distinguido y renombrado archiduque de Venecia. Ambos de la mano recogiendo amapolas y riendo de lo loco. ¡Es extraño! No debería molestarme, pues ya hemos roto hace ocho meses. Cada uno escogió caminar por rumbos distintos;  no obstante, aquella escena removió algunas cajas en mi Ser. 

Me paralizé. Sudo. Fluyen escalofríos. Decido rápido. Me fui… corrí.

Mis latidos aumentaron, mi rabia y mis percepciones más remotas. Volvieron los replanteamientos, las autoreflexiones, y no llegaba a ninguna parte. Me detuve, pues sabía lo que me esperaba. Respiro, y continúo haciéndolo. Me calmo, o por lo menos, trato de hacerlo. Miro el horizonte. Comenzaron aquellas viejas y recónditas puntadas en mi pectoral izquierdo, sensaciones de dagas en el corazón, que iniciaban su fatal alteración, puesto que sin duda, comenzaba su transformación.

Subo por cerros y montañas, por praderas y colinas, desde los picos del Everest hasta las cumbres del Himalaya, allí, sentado debajo de una roca, mirando el mundo entre espesas nieblas y densas agitación. Solo lograba complicar mis ideas y mi imaginación. Tiritando de frío, titubeando de pudor. Las altas presiones comienzan a ejercer contracción en mí. Aún siento latir sangre caliente, pero será cosa de minutos que la transformación haya finalizado. 

Bajo, grito, golpeo cosas, caigo, y todo lo demás es oscuridad.

Despierto en las orillas de un arroyo al interior de un denso y verdoso follaje. Me levanto, miro mis heridas, miro mis harapos,   miro hacia atrás. Quiero llorar. La imagen de Valentina viene a mí una y otra vez junto al infame de Emilio. ¡Qué más da! No hay nadie mirándome, salvo aquella roca tapada en musgos frente a mí. Lloro. Mis lagrimas se confunden entre aguas de arrollo y mi llanto se mimetiza entre sonidos de cascadas. Soy un caos. Ahí me quedo algunos minutos, horas, rotaciones y traslaciones… finalizando quién sabe cúantas estaciones.  

Viajo, me escapo, no puedo más. Todo me molesta, todo me estresa. Imagino cosas, veo otras, me cuentan algunas y disgusto otras tantas.  Los celos me consumen. La rabia me ciega. El miedo me paraliza.

Mis latidos aumentan crecientemente mientras caminaba por el sendero de las rocas, piedras incrustadas en el talón, desvanecían el dolor en mi interior, salvo las constantes resonancias coronarias que agitaban mi andar y mi razón. Todo es confuso, inesperado. No sé para donde me dirijo, tal vez hacia mi propia muerte, o quizás a mi nueva vida (junto a otra valentina), ó, a una vida cíclica sin término de ruta. Y sin darme cuenta, llego a una pradera de robles, con cálidas brisas de occidente, con un olor inconfundible a menta y una inmensa laguna a la distancia sobrepoblada de todo tipo de aves. Es fantástico, mágico o tal vez utópico. Una paz asombrosa rodeaba mi alma y la visión de valentina se pierdía a lo lejos. Aquella bella obra del Señor me dejó atónito de tanto amor e inspiración. Todo era perfecto. No sabía dónde me encontraba, pero sí sabía que donde fuese, estaba lejos de todo lo malo e impuro de este mundo, no había contaminación, no había alteración, no había violencia, no había maldad ni emociones dañinas, solo "paz". Solo eso. 

Sin embargo, como consecuencia de aquel dolor impregnante que traía a tiempo, mis latidos se solidificaron,  se cristalizaron. El esperado, pero no añorado proceso finalizó su misión. Y en una bola de cristal su forma acabó. Pensé que al encontrar esta "tranquilidad" después de mucho  tiempo de viaje y dolor, se revertiría la sucesión... Pero no fue así.

La trágica obra de mi vida, mi supuesta y triste representación, su guión a la última hoja llegó. Ya no siento nada, ni frio, ni hambre, ni amor. El odio, la rabia y la pena de pronto acabó. Me he convertido en un monstruo, en un insensible, en un infeliz, si es que puedo definir la palabra. No siento nada. Me han arrebatado mis sentidos, y ni siquiera puedo sentir algún tipo de rencor por ello. No puedo detestar a Valentina ni maldecir a Emilio, pero sobretodo, no puedo enojarme conmigo mismo, por permitirme sufrir, por algo natural de la vida. Me han, me he arrebatado todo, hasta esa efímera paz y tranquilidad que obtuve "rentada"; se me deshizo como agua por los dedos, dejando solo un vacio. Un largo y oscuro vacio. 

Me recuesto en el pasto. Descanso. Me dejo llevar por aromas y fragancias. Aún me queda algo de fuerza y oxígeno por respirar. (Aunque tenga que hacer un esfuerzo sobrehumano). Extiendo mis extremidades, para sentir el pasto cálido en mi piel, miro al cielo, para ver lo inmenso que es el mundo. Mis pupilas han quedado fijas, mis parpados sin movimiento y mi mirada sin expresión. Percibo una amapola a mi costado, la arranco, la miro fríamente, la huelo, y la pongo en mi pecho. Valentina se recuesta a mi lado, me abraza y apoya su cabeza en mi pecho. Volvieron algunas emociones, volvieron viejos recuerdos, volvieron del pasado, volvieron al futuro; aterrizo. Me percato del presente, y valentina ya no está más. Sólo me ha dejado aquella marchitada flor en el pecho. Pecho, que de apoco se va trizando, que de a poco va dejando de sentir, que de a poco va dejando de latir… 

Miro al cielo, miro mi vida y ya no miro más nada.

Solo ha quedado una roca, cuyos latidos han quedado petrificados en esta historia de mi vida.

"Pon palabras al dolor, la pena que se caya, se guarda en el corazón hasta quemarlo"      ( SHAKESPEARE )


miércoles, 4 de marzo de 2009

Viaje de Retorno

Suena el despertador. 6:00 am. ¡Cinco minutos más! La madrugada vigente me mantuvo ordenando lo último, lo necesario, lo básico, para posteriormente darme cuenta en la sala de embarque de los siete kilos de sobrepeso. Preparo la ducha, le digo a la Maruja que me prepare un buen café y todo lo demás son detalles. Me visto, arreglo y me despido de mi familia. Me acompaña mi madre y mi hermano. Me subo al auto, minutos previos para calentar el motor, y las incesantes veces que me repite mi madre si llevo el pasaporte, dinero, documentos y numeros para ubicarme en santiago. Una y otra vez. Hacemos una oración, y en mitad del camino nos ponemos a conversar de lo último.

Prendo el equipo y pongo "I´m Yours" de Jason Mraz, tres veces como minimo de mi ultimo CD, y, luego de cargar petroleo, un pan tostado y 35 minutos de viaje, llegamos al aeropuerto. Los minutos pasaron rápido, tuve que sacar cosas de los bolsos de embarque para compensar el peso que llevaba en la mano, me despido con un fuerte abrazo, para luego realizar los precedimientos y subirme al avión.

Asiento 24C, junto con un fotógrafo mochilero, que había estado en Siria y Perú (y en cuanto otros lugares) y una chica a la ventanilla. Me entró la nostalgia, una que no había sentido los dos años anteriores... en fín, allí estaba, preparado para el despegue. Sospechosamente, mi conducta era semejante a  la de un sujeto que volaba por primera vez: incomodidad, preguntaba por todo, si podía prender el teléfono y otros aparatos electrónicos, si me podía desabrochar el cinturón, si me podía parar, etc, etc. Y en cuestión de minutos estaba quién sabe a cuantos pies de altura. Me pongo el mp3, saco a leer la revista que te da la linea aerea, y en eso, saco el telefono que me regaló mi hermano y tomo esta foto. Fotografía al interior del avión Lan Chile, 9:30 am. rumbo a santiago, punto geográfico, capital y ciudad transitoria antes de irme a Argentina para comenzar la nueva jornada de estudio...

Y todo lo demás, se narrará en su debido momento.