miércoles, 9 de junio de 2010

Revista "Siente"

::Desde ahora escribo para ella::

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Ya salió la edición de Junio de la revista on-line "Siente", y con ella publicado un artículo mio. Así es, desde ahora escribo para dicha revista, así que quedan cordialmente invitados a entrar, leer y comentar

Acá les dejo el link para entrar:

http://www.revistasiente.tupercepcion.com

Y acá el link para los que quieran subscribirse a la revista que les llegará de forma gratuita al correo electrónico:

http://tupercepcion.com/suscribete.htm

Caretas del sí mismo

Atrapados en un espejismo de cuatro letras


Cuando Julia terminó con su novio quedó devastada, cuando Joe reprobó su materia de química sintió miedo de que sus padres se enterasen, cuando Miguel se distanció de su amigo entró en un bajón anímico. Los tres pasaron por una situación desfavorable, los tres están pasando por un mal momento. Ahora, qué pasa si alguien que los conoce en la calle y les tiene aprecio los detiene y les pregunta “¿Cómo estás?”, normalmente, son en esos momentos donde sacamos una sonrisa y contestamos con la clásica respuesta, “muy bien, gracias”.
Decimos “bien”, a pesar de que sentimos todo lo contario. ¿Por qué? Queremos economizar tiempo, pensamos que el otro no está realmente interesado en escuchar nuestra larga y aburrida historia, no tenemos ganas de remontar toda la escena otra vez… las razones pueden ser mucha, y una sola salida –rápida y buena-: “Bien, me encuentro bien”, y sigues con toda esa carga emocional por delante.
Todos nos aferramos a esa palabra como si esta englobara mágicamente todo nuestros sentimientos de manera bastante diplomática.
Se convierte en un refugio gramatical cuya función es eludir los reales sentimientos. Antes las típicas preguntas la gran mayoría responde de esa manera, pero en realidad ¿Cuán bien estás? Puedes responder “bien”, y tienes todo el derecho de hacerlo y es aceptable tu respuesta, pero, lamentablemente “bien” no es un sentimiento
La gente no se detiene a conversar, a contar sus cosas, sus problemas, en lugar de eso evitan tocar la espinita, de sacar afuera lo guardado, de elaborar, llevándose un gran peso interno. También es muy cierto lo que dice un amigo acerca de que es una respuesta políticamente correcta que se debe dar a alguien que realmente no se interesa por la respuesta sincera. Tampoco no es contárselo al primero que veas y notes sus orejas prominentes, simplemente es encontrar a una persona de confianza y cercana y simplemente hablar. Esto de hacer catarsis hace muy bien para liberar tensiones propias como la angustia, el miedo, la pena; además te ayuda a centrarte una segunda vez con el meollo de la situación a nivel emocional y buscar, ya más liberado, nuevas formas de solucionar o, por lo menos, encontrarle un alivio más próximo a la situación. Sin contar que tener a alguien que mira todo desde afuera, nos puede ayudar a tener una visión más clara de los hechos.
Pero la gente no quiere hablar, quiere jugar un poco al “aquí no pasa nada”, a formar ilusiones, a ponerse máscaras, quiere confundir al espectador, ¿para qué mostrarse vulnerable? Para qué gastar tiempo en sinceridades aburridas, es mejor jugar a las apariencias, a las escondidas.
Sin embargo, es hora de empezar a verbalizar las emociones, una de las habilidades de la inteligencia emocional. No nos quedemos con eso y rumiemos solos en cada momento del día, sino más bien echémoslo afuera en el momento y con la persona correcta, y verás que bien te sentirás después de ese café con tu amiga en la cafetería de la esquina, después de la sesión con tu psicólogo, después de ese paseo con tu hermano por la avenida principal.
Ante una situación similar, en donde te preguntan ¿cómo te sientes? y respondes bien, se puede considerar aceptable tu respuesta, pero no removiste nada interno y no fuiste de gran ayuda contigo mismo y aquello que guardas seguirá dentro afectando tus pensamientos y acciones. Recapitulemos la escena: ¿Cómo te sientes? A lo que terminas diciendo “algo cansado y un poco triste porque mi amigo se fue a Francia y no la veré en dos años, sin embargo, me consuelo que podamos comunicarnos por internet, una de las ventaja de estos tiempo, igual tengo buenos recuerdos con él en el equipo, además con este aumento que recibiré muy pronto podré ir a verlo en unos meses. Así que mejor, Gracias por preguntar”. Ahora yo te pregunto, una vez que sacaste afuera todo ¿Cómo te sentiste? Seguramente mejor que hace un instante.